La pesadilla de los acapulqueños: Diego Fernández de Cevallos.

Diego Fernández de Cevallos, en su Bitácora de la Resistencia, opinó que al amanecer el día siguiente del Huracán Otis, las victimas no imaginaron lo que les esperaba, que después de lo ocurrido iban a ser apaleados. Ahora los grupos criminales venden alimentos y productos para la construcción, lo que incrementa los precios. En vez de utilizar a la guardia nacional para perseguir al crimen organizado la utilizan para transportar a la gente. AMLO no ha pisado el suelo devastado, ni saludado a los acapulqueños afectados, porque dice que puede sufrir una emboscada, él solo se siente seguro en Badiraguato, donde lo protegen los chapitos. A los acapulqueños no les llegan los medicamentos. El “humanismo mexicano” ha sido insensible ante el dolor humano de Acapulco.