La inteligencia artificial que puede detectar Alzheimer, autismo y más trastornos mentales

Una nueva investigación publicada en el medio Nature Scientific Reports afirma haber encontrado un nuevo método para detectar trastornos mentales a través del desarrollo de una inteligencia artificial. Los especialistas pueden detectar algunas tendencias de enfermedades mentales mucho más rápido que en la actualidad.

Hoy en día, la detección y el diagnóstico de los trastornos mentales es un proceso de varios pasos. De hecho, en países como Estados Unidos, el proceso es tan lento que muchos pacientes pueden esperar hasta dos años para su primera cita con un psiquiatra especializado en la materia. Sin embargo, este nuevo estudio, dirigido por miembros de la Universidad Estatal de Georgia, podría cambiarlo todo.

Sergey Plis, profesor asociado de ciencias de la computación y neurociencias en la Universidad Estatal de Georgia, menciona que ha “construido modelos de inteligencia artificial para interpretar grandes cantidades de información de las imágenes de resonancia magnética (fMRI)”. En sus declaraciones, Plis asegura que, si bien los fMRI son exámenes mucho más completos que una prueba de sangre o un MRI tradicional, “la gran cantidad de datos es mucho más difícil de interpretar”.

Además, no están fácilmente disponibles y suelen ser mucho más caros que los análisis de sangre. Sin embargo, gracias a la evolución del modelo de IA, es posible que pronto se pueda ver un gran cambio. Algo muy parecido a la IA que permite detectar el cáncer de mama más rápido.

Así funciona esta IA para detectar trastornos mentales

La inteligencia artificial puede reconocer características tempranas de trastornos como TEA (trastorno del espectro autista), esquizofrenia y enfermedad de Alzheimer. Por supuesto, ninguno de los tres es prevenible en este momento (como el TEA que aparece incluso antes de que nazca un niño), pero el diagnóstico temprano es esencial para un tratamiento efectivo.

Pero, ¿Cómo funciona exactamente? Esta IA se forma a partir de exploraciones tomadas con una resonancia magnética. Esto permite una medición flexible de la actividad cerebral, para mostrar los cambios en el flujo sanguíneo de los órganos.

 

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