Miles de nacionalistas israelíes, algunos de ellos al grito de “muerte a los árabes”, marcharon por el corazón de la principal arteria palestina de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en una exhibición de fuerza que podría desencadenar una nueva ola de violencia en la ciudad.
Los manifestantes, que en su mayoría eran hombres judíos ortodoxos jóvenes, estaban celebrando el Día de Jerusalén, un feriado israelí que marca la captura de Jerusalén Oriental, incluida la zona antigua, en la Guerra de Oriente Medio de 1967.
Los palestinos calificaron la marcha, que pasó por el corazón del barrio musulmán, como una provocación. El año pasado, una marcha similar contribuyó a desencadenar una guerra de 11 días entre Israel y milicianos de la Franja de Gaza.
Israel desplegó miles de policías. Hubo enfrentamientos violentos entre grupos judíos y palestinos dentro de la Ciudad Vieja antes del inicio de la marcha. Al menos 219 civiles resultaron heridos, 16 de ellos de bala, durante el choque entre palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en la región de la ciudad cisjordana de Nablús. Las fuerzas de seguridad israelíes respondieron con fuego, gas lacrimógeno y bombas de sonido.
En Beita hubo cuatro civiles heridos por arma de fuego, dos por pelotas de acero cubiertas de goma y 27 más tuvieron que ser atendidos por asfixia por el gas lacrimógeno.
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