El presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró entusiasmado ayer por la posibilidad de que centros de investigación pública puedan bautizar la primera vacuna mexicana contra COVID-19 como Patria, en analogía con el fármaco que se fabrica en Cuba, de nombre la Soberana.
Pero el mandatario nada dijo sobre la extinción de 91 fideicomisos vinculados a la ciencia, ni del severo recorte presupuestal dentro del rubro que han retrasado y dificultado el desarrollo y la producción de un fármaco made in México.
Ayer, en su mensaje dominical desde el Palacio de Gobierno de Oaxaca, dijo que “en su momento” se darían a conocer los detalles, ya que serían iniciativas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que dirige María Elena Álvarez-Buylla, así como de centros de investigación públicos y privados; no obstante, ayer pidió mano para elegir el nombre del fármaco mexicano.
“Les vamos a sugerir que la vacuna nuestra se llame Patria, ya apartamos el nombre”, acotó el Ejecutivo.
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