Continúa la deplorable conducta de una subdelegada de los programas federales

En medio de una muestra de amenazas, opresión y soberbia se conduce la subdelegada de los programas federales en el sur de Estado, Alejandra Novelo Segura. Quien despide a los servidores de la Nación que no le cumplen sus caprichos ó le expresan su desacuerdo en su forma de actuar y conducirse en el entorno laboral pues lejos de expresarse con profesionalismo y empatía, asume una actitud altanera y arrogante cada vez que se le cuestiona, en lugar de dar cabida a nuevas ideas que probablemente facilitarían y mejorarían las labores.

Ademas, es ella quien instruye a sus dos ayudantes cercanos e incondicionales, quienes cuentan con nulo conocimiento para tratar a la gente y le obedecen en todo lo que ella quiera imitando su deplorable y lamentable actitud temperamental lo que les permite una conducta soberbia para poner en total desventaja a todos los servidores de la zona que abarca su área de adscripción, incluso respondiendoles siempre que si no les gusta “no es su problema y se tienen que aguantar” porque no están para darle gusto a nadie, como si los programas federales se otorgaran por gusto, olvidándose de que es un compromiso del gobierno.

Cada vez que la subdelegada desea correr a alguien, lo cita bajo engaños a su “oficina en Mérida” con argumentos como la entrega de materiales, cuando en realidad ella ni siquiera se presenta, pues lo cita para que le hagan un “juicio” absurdo (de lo cual debería dar parte al servidor en cuestión) junto con sus ayudantes y el área jurídica en el que solo cabe la opinión de ella, pues no permite que el servidor se defienda, además de grabar el acto de forma intimidante en contra de la voluntad de éste ignorando que podría incurrir en un delito, e impidiendo que se defienda dejándolo totalmente desamparado, para salir favorecida con todas las ventajas para ella y les da de baja sin derecho a recibir ninguna prestación ó liquidación por el tiempo laborado, ademas de no ninguna explicación.

Lo curioso es que se le permita ejercer ese nivel de prepotencia a modo de dictadora en toda la región. Cabe señalar que tanto ella como su ayudantia quienes también figuran con el puesto de servidores de la Nación (y con mayor remuneración) deberían de trabajar en campo y no permanecer en labores de oficina gozando de algún privilegio por ser incondicionales de la subdelegada quien debería instruirles para atender directamente los problemas que surjan mas allá del conocimiento y alcance de los servidores, pues con frecuencia ocurre que las indicaciones están mal enfocadas y no resuelven la labor en cuestión que les compete.

Deberían de trabajar de la mano con ellos de la mano en campo principalmente buscando que haya un orden y se adecuen a cada situación para evitar las típicas confrontaciones que propician por no poner atención a su inexperta forma de instruir y por desconocer la realidad de cada situación en campo, usando únicamente la informalidad de la aplicación whatsapp para dar avisos e instrucciones poco fiables, que con frecuencia terminan confrontándolos entre sí por resultar en decisiones con nula coordinación.

En lugar de eso, la subdelegada se la pasa encerrada en “su oficina” de Mérida así como sus ayudantes (con su anuencia por ser sus incondicionales), ó paseando tomándose “selfies” en los municipios para simular “sus actos” en las redes sociales, omitiendo por completo dar la cara para ofrecer explicaciones ante los problemas relacionados con los programas federales de su competencia. Pueden preguntarle a los directores de escuelas de nivel básico y ediles de los municipios.

Éste panorama crea un ambiente hostil y de opresión para todos los servidores, en lugar de propiciar un ambiente de coordinación y confianza, virtudes imprescindibles para ser un gran equipo junto con los servidores de la Nación, quienes se sienten en desconfianza con ella junto con sus ayudantes, pues éstos han perdido el piso y tienen problemas para brindar un buen trato, y ya no confían en sus indicaciones ademas de no contar con el respaldo de la figura de una subdelegada a la altura del cargo, que de verdad los represente y respalde, pues cada vez que hay problemas los deja solos y desamparados sin ofrecer ninguna orientación para resolverlos y éstos se ven en la necesidad, por la amenaza de despido (lo cual al final se dá si la subdelegada lo decide obligando a firmar hojas de renuncia o algún “reglamento interno” que solo le favorece a ella), de acatar lo que ella diga e instruya aún cuando los meta en problemas por no conocer protocolos y procedimientos, ademas de la probabilidad de ser sometidos a un “juicio” (que ella maneja), y sus instrucciones no concuerden con la realidad de la situación e implique el uso de recursos propios del servidor para hacer su trabajo mermando sus ingresos y sin recibir apoyo de ningún tipo, lo que al hacerle saber, solo responde que no es su problema, cuando es ella quien maneja los recursos operativos como los vales de gasolina, viáticos y demás insumos que debería emplear para apoyar a los servidores para hacer su trabajo en campo, pero como siempre, ninguno le exige por el temor a las represalias, una actitud que según se acabaría para permitir la libre expresión, lo cual ella desconoce o ignora o simplemente le tiene sin cuidado.

Ante lo que hace cuestionar si no tendrá algún superior que le haga entrar en razón ó si el presidente de la república tendrá conocimiento de esas viejas prácticas del pasado, lo cual solo demostraría que es intocable como ella afirma.

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