La ciencia de datos al servicio de las buenas decisiones

La ciencia de datos está en todas partes y bien vale la pena tomarnos unos minutos para entenderlo. Desde revisar las ideas para mejores acciones basadas en la información, identificar riesgos por pandemias, abordar preguntas del futuro, predecir rutas de tráfico en Waze, y también sincronizar nuestra entrega de alimentos en línea, con todo y el domicilio… ¡de Luis Miguel!

La amplia gama de aplicaciones no evita que esté exento de sesgos. Esta tendencia podría ser cualquier cosa que pueda distorsionar nuestra capacidad de sacar conclusiones de manera imparcial y objetiva. Pueden ser intencionales o accidentales, pueden incluso afectar nuestro poder de juicio, pero ahora me explico…

Los algoritmos (conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema) no pueden tomar sus propias decisiones por lo que, la responsabilidad de compras, respuestas, actitudes, publicaciones, recae en nosotros, tendemos a errores de juicio sistemáticos en situaciones que exigen tomar decisiones rápidas en tiempo crítico, pero están limitadas por las capacidades de procesamiento de información del cerebro humano. Por ejemplo, lo que algunos llaman ‘el escalamiento del compromiso’, se refiere a la tendencia de los seres humanos a continuar invirtiendo recursos en un proyecto, aun cuando no hay ningún tipo de retorno, o qué decir cuando los expertos continúan usando un tipo particular de modelo porque había dado los mejores resultados en el pasado, sin considerar experimentar con otros modelos disponibles. Esto sólo los humanos.

También existe el sesgo de confirmación, gira en torno a la creencia de que debemos buscar patrones o ideas que estamos buscando o que preferimos. Como resultado, nos enfocamos sólo en lugares de recolección de limones donde se espera que produzca buenos resultados, o donde sea muy conveniente observar. En este proceso, terminamos ignorando la posibilidad de descubrir información o conjuntos de datos previamente desconocidos que pueden ser valiosos para futuras aplicaciones.

La brecha de conocimiento, aunque es un sesgo menos hablado, podríamos haberla enfrentado en algún momento. Esto ocurre cuando tendemos a suponer que otros comparten el mismo nivel de conocimiento y comprensión que nosotros o tendemos a minarnos a nosotros mismos cuando nos encontramos con un sabelotodo. Esto dificulta la capacidad de comprensión del equipo o un modelo cuando se introduce una nueva técnica para explicar la organización, lo que resulta en una mayor confusión.

Y qué tal cuando un grupo de personas termina acordando una decisión que no es práctica sólo para mantener la armonía del grupo. Como resultado de esta visión, el grupo termina superando el proceso de decisión racional.

En una época en la que los datos son el activo más importante de una organización privada o pública, tratamos de analizar en exceso todo para darle sentido. Siempre hay creencias que nos harán propensos a acciones y prejuicios ilógicos al interpretar los datos. Por lo tanto, tenemos que tomar las medidas necesarias si queremos que las tecnologías futuras sean imparciales y nos impulsen a nuevas alturas. El talento, la experiencia y el sentido común -aunque no es el más común de los sentidos- prevalecerán sobre los sesgos.

* El autor es fundador y presidente del Consejo de Metrics.

más información en: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/javier-murillo/la-ciencia-de-datos-al-servicio-de-las-buenas-decisiones

por Javier Jaramillo

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