Desde Yucatán observamos cómo la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo despliega, con sigilo y firmeza, la capacidad de lidiar con las serpientes más venenosas heredadas de su padrino político, Andrés Manuel López Obrador.
La Presidenta Sheinbaum está demostrando, con paciencia y cálculo, cómo enfrentar a las alimañas más ponzoñosas del terreno político y del pantano histórico-administrativo. Desde esta tribuna informativa, enclavada en el extremo de la República, constatamos la actuación de la mandataria que hoy intenta desatar —sin romperse— el nudo heredado del macuspano Andrés Manuel López Obrador, ahora supuesto ermitaño de su rancho La Chingada.
Mujer al fin, curtida en lides callejeras y forjada en los corredores escolares donde aprendió a lidiar con porros, agitadores y falsos izquierdistas, Sheinbaum combinó esa escuela áspera con la fachada de doctora científica, orgullo de familia y carta académica de presentación. Doble vida que hoy le otorga recursos para moverse entre la lógica de laboratorio y el veneno del pantano político.

Hoy, frente al tablero nacional, aparece como auténtica domadora de serpientes: sonríe ante la cascabel, acaricia la coralillo, distrae a la nauyaca y se atreve a mirar de frente a la víbora mayor que le dejó su padrino político. El tiempo dirá si esa serenidad es estrategia o simple efecto de la anestesia del poder.
Y en ese coliseo de fieras, la Presidenta no se arredra. Con ademán firme coloca a Adán Augusto en el rincón de la obediencia, recordándole que la fuerza tabasqueña ya no dicta las reglas. A Ricardo Monreal lo arropa y lo arrincona a la vez, consciente de que el zacatecano sirve en la negociación, pero nunca en la batalla. A Gerardo Fernández Noroña lo entretiene con micrófonos, dejándole creer que ruge como león cuando en realidad sólo grazna como guacamaya encadenada.

Mario Delgado, sonriente mayordomo político, afina la orquesta que interpreta la sinfonía del poder. Andy y sus hermanos López Beltrán, hijos incómodos del macuspano, aún creen heredar la corona, pero la domadora ya les señaló la jaula: no son príncipes, sino comparsas de feria. Y Luisa Alcalde, doncella obediente, ilumina con voz tersa el espectáculo de la nueva emperatriz.
Claudia Sheinbaum emerge así como la mujer que se atreve a domar a las serpientes del régimen. No se trata sólo de sobrevivir al veneno, sino de demostrar que, en la arena del poder, la serpiente más peligrosa es siempre la que sonríe mientras sostiene el látigo.
HUACHICOL SANGRIENTO…
Luego del estate quieto aplicado a las sierpes “ vacacionistas”, aparece el “Navío de la muerte” con su cargamento huachicoleado con Diésel, involucrando a una de las dos únicas instituciones que mantenía veracidad y honorabilidad como institución pública: La Marina ( Semarnat) y la Sedena, aquel noble Ejército Mexicano, pueblo uniformado, según AMLO, al que rebajaron convirtiéndolos en alarifes, cuidadores de todo lo que se le ocurría al entonces presidente y al que no se le atrevieron decirle NO, “ si Señor Presidente”, hoy vulnerados como ladrones del erário público y defraudadores fiscales, mientras tapan bocas terciarias a punta de suicidios y mil lindezas más…
Veremos un final de película a contentillo de USA. !!Beyhualé…!!
Cuco Mora/ Dahemont/ F. Snap…