By: El Netas (AGP)…
La semana pasada platicamos sobre la energía del “te lo dije” y cómo, detrás de ella, suele haber más juicio que compasión. Hoy quiero ir un nivel más profundo: ¿cuántas veces creemos que buscamos aceptación… cuando en realidad queremos admiración? ¿Y cuántas veces esa necesidad viene, no del amor, sino del dolor?
MÁS VALIOSO…MÁS INTERESANTE.
Me ha pasado. Creía que buscaba ser aceptado, pero lo que realmente anhelaba era que ciertas personas me reconocieran. No sólo eso: que me vieran como “más”, más valioso, más interesante… incluso más que ellas. Y cuando descubrí eso, me di cuenta de que no era una búsqueda de amor propio. Era ego, era carencia, era soberbia.
Muchas veces ponemos límites creyendo que lo hacemos desde el amor, pero en realidad los ponemos desde el resentimiento. ¿Y qué hay debajo de eso? Heridas. Como dice Abraham Hicks, para llegar a estados de realización, primero hay que pasar por otras frecuencias: miedo, culpa, ira… y así, ir subiendo hasta alcanzar la aceptación.
SER CONCIENTE…
El problema es cuando creemos que ya estamos ahí, pero seguimos actuando desde un lugar herido. A veces no estamos buscando que nos quieran, sino que nos admiren. Y eso no es malo… si somos conscientes. Porque desde esa inconsciencia construimos relaciones con expectativas tóxicas: queremos amor, pero también que nos validen, que nos reconozcan, que nos vean “superiores”.
Hoy te invito a que revises desde dónde estás actuando. ¿Desde el amor, desde la comparación, desde el deseo de venganza? ¿De verdad buscas sanar o estás esperando que el otro falle para decirle “te lo dije”?
CONFUNDIDO?
Mi nombre es Alejandro Granja Peniche y comparto esto porque me estoy observando. Porque en ese proceso de conocerme, quiero convivir contigo. Cuéntame: ¿cuál es una relación en tu vida donde confundiste aceptación con admiración? Nos leemos el próximo lunes.
EXTENSION de la columna publicada el 24 de noviembre de 2025 en el Diario de Yucatán
Confundí aceptación con admiración…
Hay relaciones en mi vida en las que durante mucho tiempo pensé que estaba buscando aceptación, cuando en realidad lo que quería era admiración. Y no lo veía así. Me engañaba creyendo que sólo quería ser aceptado por esa persona, validado. Pero cuando fui más honesto conmigo mismo, me di cuenta de que lo que quería era algo más retorcido: quería que me viera como más valioso, más interesante, incluso más importante que ella. Que lo suyo pareciera básico y lo mío, superior.
Es fuerte decirlo así. Pero eso es ego, y el ego no se calla aunque digamos que estamos “trabajando en nosotros”. Es un tipo de carencia muy disfrazada. No era falta de amor propio como lo fue, por ejemplo, mi necesidad de aprobación paterna. En este otro caso, era más bien soberbia, dolor encubierto. No era que me doliera que no me aceptara, era que quería que me admirara. Que me reconociera como alguien chingón.
SENTIRSE VIGENTE…
Por eso me doy cuenta de que no todas las heridas son iguales. Ni siquiera cuando se parecen. Y eso me ayudó a detectar otras conductas: por ejemplo, cómo durante mucho tiempo necesité gustar a todas las personas a mi alrededor. No porque quisiera tener relaciones o romances, sino porque quería sentirme vigente, sentirme “deseado”, actualizado. Como si gustar fuera sinónimo de valer.
Y sí, también lo vi en mi relación con mi cuerpo, con la lujuria, con la imagen. No era siempre amor propio. Muchas veces era vanidad, ego, una forma de anestesiar inseguridades con validación externa. Y esa es la misma energía con la que uno a veces pone límites: no desde el amor, sino desde la ira, desde el resentimiento, desde querer demostrar algo.
PORQUÉ QUIERO ESTO?
Hoy lo que quiero es construir relaciones más claras. Decirme con verdad: ¿por qué quiero esto? ¿Qué necesidad estoy intentando satisfacer? ¿Es una herida? ¿Es una búsqueda genuina? ¿Quiero gustar para agradar o para sentirme más que otros?
Estoy aprendiendo a poner límites en mi mente antes que en los demás. A dejar de negociar con mi identidad. A construir una versión de mí que no necesite ser admirada para sentirse valiosa.
“ TE LO DIJE?
Me va a costar no decirme “te lo dije” cuando caiga en lo mismo… pero prefiero decirme eso a seguir viviendo desde la incongruencia.
Gracias por leerme. Este proceso es mío, pero si te sirve, te acompaño.
— Alejandro Granja Peniche me puedes escribir o comentar en mis redes sociales , en instagram estoy registrado como @ElNetas_
Dahemont/ By: Alex Granja Peniche ( El Netas)…
