“De las lunas, la de octubre es la más hermosa, porque en ella se refleja la quietud; de dos almas que han querido ser dichosas, al arrullo de su plena juventud…” Esas románticas líneas forman parte de una melodía que en el pasado entonaba con pasión Pedro Infante, el legendario carpintero de Guamúchil, cuyas canciones nos siguen resonando en la memoria colectiva de México. La luna de octubre, en su esplendor, ha inspirado a poetas, músicos y soñadores, y es quizás por su luz suave y envolvente que se le asocia con el misticismo y el amor.
Pero más allá de la poesía y la música, nuestro único satélite natural, la Luna, tiene un papel vital en la vida en la Tierra. Su influencia sobre las mareas, sus ciclos que afectan tanto a la naturaleza como a la agricultura, y su presencia constante en el cielo nocturno, nos recuerdan su impacto cósmico en nuestra existencia. En octubre, la luna parece tener un brillo especial, quizás por el contraste con los cielos más despejados del otoño, lo que le otorga ese toque mágico que tanto encanta a quienes la observan.
Así, entre la ciencia y el romance, las lunas de octubre continúan cautivando corazones y mentes, recordándonos que el universo y la naturaleza están entrelazados en una danza constante que influye en nuestras vidas de maneras profundas e inesperadas.
Dahemont/(IA)….