El embajador de los Estados Unidos en México, conocido por su estilo carismático y la notable frecuencia con la que visitaba Palacio Nacional, se ganó el apodo de «Clark», en una clara referencia al mítico Superman de los cómics. Con su sombrero distintivo y un español algo «masticado», este diplomático parecía encajar perfectamente en el rol del amigo cercano del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Al igual que el Superman de las historietas que muchos recordamos de nuestra juventud, este «Clark» también parecía tener un aura impenetrable, fuerte y confiable.
Superman, con su traje azul y rojo, su capa ondeante y la emblemática «S» en el pecho, simbolizaba la justicia, la fuerza y el poder de volar por encima de cualquier desafío. Sin embargo, hasta el hombre de acero tenía una debilidad: la kriptonita. Y parece que el equivalente de este mineral en la vida diplomática fue lo que derribó al embajador «Clark» cuando, al seguir con precisión un discurso incómodo para el entonces mandatario tabasqueño, fue «sacado de la jugada». El mandato de su discurso lo llevó a caer en desgracia, lo que finalmente rompió su constante cercanía con el líder mexicano.
AMLO, retirado ahora en su rancho llamado «La Chingada», ha dejado en el poder a su sucesora, Claudia Sheinbaum. Mientras tanto, el embajador ha sido relegado a lidiar con la diplomacia a través del canciller Juan Ramón de la Fuente y su equipo. El panorama político en México parece siempre estar lleno de sorpresas, y el embajador «Clark» parece haber sentido el peso de la política mexicana, tal como Superman sintió el efecto debilitante de la kriptonita. Así es la historia en Mexicolandia, donde las alianzas y desencuentros diplomáticos pueden cambiar con el viento, dejando a muchos preguntándose quién es el verdadero héroe y quién el villano en este juego de poder.
DAHEMONT/ CUCO MORA/ Federico Snap…