Por Gínder PERAZA KUMÁN

Con la firmeza, el tono viril que ya le conocemos el semanario “Desde la fe”, que endita en México la Iglesia Católica, hizo un enérgico llamado al gobierno federal entrante para que no imponga voluntades oficialistas, ya que haber ganado por amplio margen las elecciones más recientes no lo exime de dialogar y tomar en cuenta las opiniones diferentes.

Como todo mundo ya sabe, la controvertida iniciativa de Morena y sus adláteres para transformar radicalmente las actividades del Poder Judicial va ganando terreno en un complicado panorama social, político, económico y hasta religioso, lo que a su vez genera un creciente costo social.

Quizás lo más preocupante de este asunto es que parece predominar una apatía en casi todos los sectores sociales.

Pocos opinan y con esa actitud sólo se exponen las ideas más extremas y avanzan o predominan los conceptos más divergentes, sin que se les analice a fondo, y sin que realmente se sopesen las consecuencias que tendrían los cambios propuestos en prácticamente todos los sectores de la sociedad, sin excluir desde luego al económico, donde prácticamente todos ven un oscuro panorama para el sexenio que se avecina.

“Creemos pues que el poder que otorgan las urnas no debe utilizarse como una herramienta para imponer una visión o descartar la participación del que piensa diferente”., subraya el semanario católico.

La preocupación de muchos observadores mexicanos aumenta si se toma en cuenta que en la sociedad mexicana, y más en el interior de la república, prácticamente no hay líderes sociales religiosos que normen u orienten las opiniones y la conducta de la sociedad, que se queda sin la capacidad de influir en la marcha del país, pues carece de guías morales, políticos y/o espirituales.

Quizás el lado más lamentable de este problema sea la apatía que muestran algunos clérigos, presbíteros o sacerdotes que, cansados ya de decenios de trabajo, han perdido el entusiasmo para analizar junto con sus feligreses los peligros que genera abstenerse de participar en los procesos sociales y políticos en general de nuestra nación.

Desde luego, creemos que la mayoría de los guías religiosos cumplen con su trabajo espiritual, para el cual se preparan y consagran desde la juventud.

Pero no falta el negrito en el arroz, el que pregona que lo mejor es no meterse con las autoridades porque así los dejan trabajar sin complicaciones.

Parecería que esos fallidos dirigentes relegan u olvidan las enseñanzas que la Sagrada Biblia contiene, sobre todo en los Evangelios, en los cuales una y otra vez Jesús subraya que él no vino a buscar paz y tranquilidad, sino a remover conciencias; que la obligación de los que viven bien por gracia de Dios es ayudar a sus hermanos cuando tengan problemas, y oponerse siempre a las injusticias y más bien enseñar a  sus hermanos a pescar en vez de regalarles el pescado para que coman un día.

Es contundente Jesús a la hora de actuar o hablar para dar a entender que él es más bien un revolucionario que un líder acomodaticio que prefiere evitarse problemas: él afrontó su misión hasta el final, hasta la muerte.

No debería ser necesario que los mexicanos tengan que llegar hasta el extremo de perder la vida para que predominen las demandas e ideas beneficiosas que en verdad mejoren la situación del pueblo.

Éste es un asunto que atañe a todos los sectores, a todos y cada uno de nosotros. Veremos al final si la razón y la solidaridad se impusieron, o seguiremos como casi siempre, apáticos y divididos.

Dahemont/ Gínder Peraza Kumán…

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