Viajar por carretera de Sonora a Yucatán o viceversa, se ha convertido en una odisea.

Lo que antes era un paseo lleno de paisajes y rica gastronomía, ahora es una experiencia marcada por la corrupción y el peligro.

Los caminos, tanto federales como estatales, están plagados de baches y cavernas que dañan los vehículos, pero eso es lo de menos; lo más alarmante es la presencia de extorsionadores con uniforme, quienes imponen “derechos de paso” basados en el peso del vehículo o el dinero que uno cargue en la cartera. Esta situación se vive a lo largo de más de 3 mil kilómetros, y quienes antes disfrutábamos de la ruta ahora temen por su seguridad y su vida…

A pesar de las promesas oficiales, la realidad en las carreteras es que los conductores están a merced de bandidos uniformados y criminales del “CO”, que operan con total impunidad. Ni siquiera las autopistas administradas por CAPUFE están exentas de esta problemática, lo que refleja un sistema donde la corrupción sigue presente, mientras el gobierno se jacta de haberla erradicado. Ya no nos pertenecemos cono mexicanos./ Beyhualé…
Federico Snap…

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