Si todos usáramos cubrebocas durante las próximas cuatro, seis, ocho, doce semanas, la transmisión del COVID-19 se detendría, afirmó Robert Redfield, investigador del Centro Médico de la Universidad de Utrecht, ubicada en los Países Bajos.
Lavarse las manos regularmente, utilizar cubrebocas y mantener la distancia social podrían detener la mayor parte de la pandemia de COVID-19, incluso sin que aún exista una vacuna o tratamientos adicionales, aseguró en un nuevo estudio publicado ayer martes en la revista PLoS Medicine.
Asevera que el COVID-19 no causará un gran brote en un país donde el 90 por ciento de la población adopta el lavado de manos, el distanciamiento social y el uso de la mascarilla facial, porque son un 25 por ciento eficaces
Tras encabezar el estudio realizado por un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Utrecht, informó que crearon un nuevo modelo para observar la propagación del COVID-19 y posibilidades para contenerlo, basado en la interacción de las personas en los Países Bajos, que también es apropiado para los países occidentales.
Refiere que es posible prevenir una gran epidemia si la eficacia de estas medidas excede el 50 por ciento, y señala que la gente es lenta pero eventualmente cambia el comportamiento, lo cual puede reducir el número de casos pero no retrasar un pico en los casos.
El estudio subraya que si los gobiernos “cierran temprano, pero nadie toma medidas adicionales de protección personal, retrasaría pero no reduciría un pico en los casos, por lo cual afirma que una intervención de tres meses retrasaría el pico en, como máximo, siete meses”.
Asegura que si el distanciamiento físico impuesto por el gobierno se combinara con la conciencia de la enfermedad y los pasos personales, el pico podría reducirse, incluso luego de que se levantaran las órdenes de distancia social impuestas por el gobierno.
Para ver el estudio del Centro Médico de la Universidad de Utrech dar click aquí
Fuente: CNN/foto: archivo/doh