Un plan de guerra contra la recesión

La recesión económica inició en México antes de la que ya se pronostica para el mundo por el coronavirus. La duda radica en el tiempo que durará y parece que el plazo será largo.

En Chile, la banca ya entró en acción con extensión de créditos urgentes para empresas como los que ofrece Scotiabank y facilidades de pagos flexibles. En Estados Unidos recorrieron tres meses las fechas de declaraciones anuales. Acá no hay aún planes de contingencia económica y los dueños de negocio hasta ahora van por su cuenta.

Es imperativo tratar de detener despidos y cierres en México. Aquí hay información basada en varias fuentes sobre el impacto económico de la pandemia del coronavirus, misma que puede ayudar con algunas decisiones. Primero lo de corto plazo:

Uno. Definan un ‘cuarto de guerra’ conformado por quienes medirán la demanda real actual de productos y servicios por parte de sus clientes y la capacidad que tienen de cubrirla. Revisen en dónde están los riesgos de suministro de insumos o en el otro extremo, de ventas. Hay que medir fríamente.

Dos. Todos están igual, en plena conciencia de la situación. Negocien mejores tratos ante la contingencia, tanto de precios de suministro, como de transporte de los mismos.

Tres. Reconozcan que el movimiento de gente y de cosas cambió y la logística debe replantearse. ¿Son indispensables los transportes de personal? ¿A dónde sí? ¿Es necesario seguir pidiendo los envíos desde ese punto?

Cuatro. Comuniquen bien. Protejan a sus empleados tanto en su salud por medio del aislamiento, como en el trato general de la compañía hacia ellos. Cuesta mucho entrenarlos, y recuperarlos para que regresen puede resultar aún más caro.

Cinco. Modelen el impacto económico que viene en camino y tomen decisiones y acciones inmediatas, incluso las dolorosas. La consigna es salvar la empresa y el mayor número de empleos.

Luego están las medidas de mediano plazo:

Seis. Revisen su proveeduría. Quizás deban dejar de depender de un solo individuo o de una sola ciudad. Replanteen si algunas cosas pueden hacerse en la propia compañía para evitar dependencia externa.

Siete. ¿Siguen llevando procesos en papel? Es hora de quitar ineficiencias, entrenen a quienes puedan entrenar. Suban al barco a los que se adapten. La digitalización, la ciencia de datos y la impresión 3D empezaron hace tiempo. Ya pueden ser baratos, y ahorran en los procesos dinero muy valioso en estos días.

Ocho. Fíjense en los clientes que ‘nacieron’ con esta crisis de coronavirus. La gente sigue en el país, solo que consume de otro modo. Adapten la empresa.

Nueve. Acérquense a su cámara empresarial. Hoy todas tienen planes para contener el embate de la crisis que se viene encima y demandan acción al gobierno para que reaccione como lo hicieron ya otros países.

El Consejo Coordinador Empresarial, a cargo de Carlos Salazar, ya pidió al gobierno acelerar pagos pendientes a proveedores de Pemex y dependencias del gobierno.

Piden la devolución de IVA en los casos que permanece detenida indebidamente en el SAT y el establecimiento de un esquema de deducción inmediata de inversiones que las empresas realicen durante 2020.

Diez. Si piensan que en tres meses pueden caer en insolvencia e incumplir con pagos, es indispensable que analicen la vía de la Ley de Concursos Mercantiles. El Poder Judicial puede detener durante meses a los acreedores, sin penalizaciones.

La semana pasada, expertos de grandes empresas internacionales del Digital Supply Chain Institute dialogaron con la consultora de procesos de Hong Kong, Li & Fung, también con una bien conocida de Boston, Bain & Company y otras.

Ellos elaboraron un documento urgente que fue útil en este texto. Eso, y el diálogo con abogados expertos en solución de problemas de insolvencia. https://bit.ly/2Ut14i3

Sigamos conversando vía redes sociales.

Por: Jonathan Ruiz Torres / El Financiero.com

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